El Trastorno Obsesivo-Compulsivo (TOC) es una verdadera enfermedad neuropsiquiátrica y como tal puede ser tratada con medicamentos y psicoterapia.
El TOC se caracteriza por la irrupción de pensamientos, impulsos o imágenes incontrolables que se repiten en la mente y se vivencian como intrusivos e inapropiados. Estas preocupaciones (obsesiones) son capaces de provocar ansiedad, duda y sufrimiento significativos. La mayoría de las veces la persona reconoce que estas ideas son producto de su propia mente e intenta ignorarlas, suprimirlas o neutralizarlas a través de la realización de actos mentales o comportamientos repetitivos ( compulsiones) que el individuo se ve obligado a realizar para prevenir los peligros que anuncian las obsesiones o calmar la angustia que estas le provocan, cumpliéndolos de manera ritualística o excesiva.
Ejemplos de obsesiones típicas son las preocupaciones excesivas por la suciedad, los gérmenes, la contaminación, el miedo a actuar con impulsos agresivos o violentos (ejemplo: miedo a empujar a alguien al vacío), sentirse responsable de provocar daño a otros o de ser responsable de accidentes, pensamientos religiosos o sexuales prohibidos o espantosos, preocuparse demasiado por el orden y la simetría de las cosas, no poder desprenderse de objetos inservibles y dudar.
Ejemplos de compulsiones típicas son el lavado excesivo de manos, limpieza, chequeo de medidas de seguridad (cierre de hornallas, cerraduras), conductas repetitivas como necesidad de tocar ciertos objetos, arreglar o “emparejar” las cosas de forma simétrica, de ordenar o clasificar los objetos en forma excesiva, necesidad de hacer cálculos mentales o contar objetos ( compulsiones mentales), o la reiteración de actos cotidianos, sin poder controlarlos.
Las personas pueden tener algunos o varios de estos síntomas con un grado variable de severidad y de eso dependerá que consideremos que alguien presenta sólo comportamiento o rasgos obsesivo-compulsivos (COC) o un verdadero trastorno que repercute desfavorablemente en uno o varios aspectos de su vida (TOC).
Las obsesiones y las compulsiones suelen ir cambiando a lo largo del tiempo según cambian el tipo de preocupaciones humanas a lo largo de la vida. Por eso clásicamente los niños presentan más preocupaciones relativas a la seguridad y hacia sus figuras de apego (padres, hermanos) mientras los adolescentes suelen preocuparse más por sus características corporales (delgadez, granos, apariencia) y por su desempeño. Los adultos más clásicamente sufren de excesiva preocupación por las medidas de seguridad, limpieza y salud (deben cuidar su cría). Sin embargo hay obsesiones y compulsiones que pueden presentarse en todas las edades y algunas permanecen inalteradas a lo largo de la vida.
Es raro que las personas presenten TOC aislado. En general suelen asociar otros trastornos de ansiedad (fobias, ansiedad de separación, ansiedad generalizada), depresión y otros trastornos llamados del espectro TOC como por ejemplo el hábito de arrancarse los pelos (pestañas, cejas, bellos) o cabellos (tricotilomanía), la preocupación desmedida por un defecto corporal existente pero magnificado (dismorfofobia), la realización de actos dañinos autodirigidos de magnitud variada (autoinjuria), los trastornos de la conducta alimentaria del tipo de la anorexia nerviosa y la preocupación excesiva por las enfermedades (hipocondría).
Un grupo más reducido de personas que presentan síntomas obsesivo-compulsivos presentan en algún momento de su vida tics motores (movimientos involuntarios) y/o fónicos ( emisión involuntaria de sonidos, ruidos, o palabras) que suelen aparecer entre los 7 y los 18 años. La asociación de tics motores y fónicos que persisten por más de un año constituye el Síndrome de Gilles de la Tourette (ST) que también es considerado un trastorno del espectro TOC. Estos pacientes suelen presentar junto a sus tics un subtipo de TOC donde predominan obsesiones agresivas, sexuales , somáticas, de orden y simetría, así como compulsiones que consisten en una marcada tendencia a los actos repetitivos ( golpear, morder, patear) que realizan hasta sentir que “ya está bien” (en inglés: fenómeno “just right”), destacándose la necesidad de tocar objetos y de realizar actos en forma simétrica (ej: rozar la silla con un brazo y luego con el otro). Dichos actos revisten en ocasiones características autoinjuriantes (ej: morderse los labios hasta sangrar, hurgarse una herida hasta que duela, golpearse el pecho en respuesta a una obsesión). Estos síntomas pueden acompañarse de la necesidad de repetir palabras (ecolalia) o de decir lo inapropiado y aún de proferir palabras obscenas (coprolalia) en forma involuntaria (tics fónicos complejos).
De especial importancia es la asociación de depresión en los pacientes con TOC la cual es muy frecuente y parece relacionarse con el hecho de tener que soportar a lo largo del tiempo y a veces en forma oculta el TOC, una afección potencialmente invalidante que va socavando la autoestima de los pacientes a partir de las limitaciones que implica para su normal desenvolvimiento personal, familiar y social a lo largo de la vida.
Se estima que entre el 2 al 3% de la población sufre de esta enfermedad que en general afecta igual a hombres que a mujeres, excepto las formas de TOC infantiles que suelen predominar en varones (ver edad de comienzo).
Lo más habitual es que comience en la adolescencia o en la adultez temprana. Sin embargo hay algunas formas de TOC de comienzo más temprano como el TOC de aparición prepuberal (11-12 años) que suele ser severo y que predomina en varones. Algunas formas de TOC como el TOC asociado a tics (ST) predomina en varones y corre en familias. Los familiares de estos pacientes pueden presentar indistintamente TOC y/o tics. Por eso es importante investigar la presencia de TOC en las personas que tienen o han tenido tics en su infancia y en sus familiares cercanos.
Librado a su evolución natural el TOC tiene tendencia a persistir en el tiempo y a esta tendencia hacia la cronicidad se debe su condición invalidante. Aunque en algunos casos los síntomas OC desaparecen sin tratamiento, lo más frecuente es la tendencia a empeorar y a persistir durante toda la vida de no mediar un diagnóstico temprano y un tratamiento específico.
El grado de impedimento puede ser leve, moderado o severo según el tipo de obsesiones y compulsiones, el tiempo que les obliga a consumir, el grado de vergüenza o aflicción o la vivencia de descontrol. Algunas veces el grado de deterioro es tal que los pacientes requieren ser hospitalizados. Algunas personas con TOC piensan que algo anda mal en su cabeza o que están locos. Por eso tienden a ocultar sus síntomas durante mucho tiempo y a postergar la consulta médica. Los niños con TOC expresan con más facilidad sus fantasías de locura y descontrol diciendo por ejemplo que tienen “un tipito” adentro que les hace hacer cosas que no quieren.
El TOC no sólo afecta a la persona sino también a su familia entera, la que con frecuencia tiene dificultad en comprender la naturaleza de los síntomas malinterpretándolos como intencionales. Las personas con TOC llegan a agotar a sus familiares quienes con frecuencia quedan involucrados en sus síntomas, consumiendo su tiempo y energía y por sus rasgos de rigidez comportamental que los hace personas con las que es difícil convivir. Tanto niños como adultos con TOC suelen presentar un temperamento obstinado, irascible y depresivo manifestándose en los niños con rabietas frecuentes, conducta oposicionista y aún problemas de aprendizaje mientras que los adultos con TOC refieren problemas en sus vínculos de pareja e interpersonales así como subempleo y menor rendimiento laboral y académico, constatándose en ellos frecuentes trastornos de la personalidad y depresión.
Si bien este tema está aún bajo estudio los recientes avances en investigación ponen en evidencia que el factor biológico tiene un papel central en este trastorno. El hecho de que pacientes con TOC respondan bien a medicamentos específicos que afectan el neurotransmisor serotonina sugiere que el trastorno tiene una base neurológica. Por esa razón, el TOC ya no es atribuido sólo a actitudes que un paciente puede haber aprendido durante la niñez ( por ejemplo, aprendizaje de hábitos exagerados de limpieza o seguridad). Como en otras enfermedades neuropsiquiátricas se piensa que el TOC resulta de la interacción de factores neurobiológicos (falla en la neurotransmisión de las neuronas encargadas de regular patrones de conducta repetitivos) ambientales (factores perinatales, infecciosos, hormonales) y psicosociales (estrés y ansiedad) que determinan modos especiales de conocer la realidad (estilo cognitivo).
Busca a un profesional (psiquiatra, psicólogo) especializado en TOC y cuéntale acerca de tus miedos, pensamientos y actos repetitivos no deseados, así como el tiempo que te insumen estos síntomas y el grado de interferencia que ocasionan en tu vida cotidiana.
Puedes pedirle también que descarte otras posibles causas de tus síntomas ya que algunas afecciones orgánicas e infecciosas son capaces de producir también síntomas obsesivo compulsivos.
Un médico especializado en TOC puede darte medicamentos específicos que reducen la intensidad de tus síntomas OC y así calmar tu ansiedad y temor excesivo. Los medicamentos tardan varias semanas en actuar por lo cual hay que esperar ese tiempo sin abandonarlos. En caso de no operarse una mejoría tu doctor tiene otros varios medicamentos como recurso.
Además de medicamentos te indicará seguir una psicoterapia, que está especialmente diseñada para personas con TOC y se conoce con el nombre de Terapia Cognitiva Conductual (TCC). Por medio de ella los profesionales especializados en esta forma de psicoterapia (psicólogos o psiquiatras especializados en TCC del TOC) te enseñarán técnicas para aprender a detener tus actos repetitivos y tus ideas obsesivas así como maneras de reducir y afrontar la ansiedad excesiva que éstas te provocan.
El avance de las técnicas de diagnóstico por imágenes cerebrales permite hoy visualizar alteraciones en el tamaño y función de las estructuras cerebrales que están implicadas en esta afección (ganglios de la base, corteza orbitofrontal y cingulada cerebral) Los progresos terapéuticos pueden ser también comprobados a partir de la corrección de las alteraciones en dichas neuroimágenes (PET, SPECT, RNM cerebrales).