La ansiedad y preocupación son parte de la vida. Las personas solemos preocuparnos por un trabajo, un evento deportivo, por cuestiones familiares, por problemas personales, etc. La mayoría de la gente suele preocuparse de alguna manera por pensar en cómo van a resultar las cosas en un futuro cercano o lejano. La ansiedad moderada es una emoción humana normal y frecuente. No solo la ansiedad es una emoción humana común, sino que en un monto moderado de ansiedad puede ayudar a la gente a, por ejemplo, a preparar un examen, realizar un trabajo asignado o dar un discurso.
Sin embargo una ansiedad excesiva puede formar parte del Trastorno de Ansiedad Generalizada quebrando y limitando la vida de las personas, interfiriendo en la forma de actuar y desencadenando cierta incomodidad física.
Cuando las preocupaciones son persistentes y repetitivas, ellas pueden convertirse en una forma habitual de enfrentarse a las situaciones, el sujeto puede estar sufriendo del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG). Los expertos creen que el TAG probablemente es causado por una combinación de factores biológicos y eventos de la vida. De hecho, mucha gente que padece TAG, también padece de algún otro trastorno médico, como depresión o trastorno de pánico, esto parece estar influenciado por ciertos químicos cerebrales, como la serotonina y noradrenalina.
Cuando las preocupaciones son persistentes, poco realistas, excesivas, intensas y se convierten en una forma habitual de enfrentamiento ante las diversas situaciones de la vida cotidiana es cuando debemos abrir los ojos, ya que el sujeto puede estar sufriendo del Trastorno de Ansiedad Generalizada (TAG).
Los expertos consideran que el TAG probablemente sea causado por una combinación de factores: biológicos, psicológicos y el resultado de eventos azarosos de la vida. Quienes sufren de TAG frecuentemente también padecen de algún otro trastorno como Depresión o Trastorno de Pánico debido a la vulnerabilidad ansiosa. Parecería ser que la influencia genética es un componente indispensable a la hora del desarrollo de los Trastornos de Ansiedad. La bio-química cerebral como la serotonina y noradrenalina son factores que juegan un rol importante en el desencadenamiento y mantenimiento del Trastorno
El TAG se caracteriza por la presencia de preocupaciones excesivas y constantes acerca de diferentes temas o situaciones de la vida cotidiana. Las preocupaciones persisten aun cuando la persona ya no esté atravesando ningún problema de importancia.
En la actualidad el Trastorno de Ansiedad Generalizada suele diagnosticarse cuando la duración de las preocupaciones y sus limitaciones se sostienen activamente por lo menos durante seis meses.
Las personas con TAG, también experimentan múltiples dificultades físicas y emocionales como: contracturas musculares, sueño poco reparador, irritabilidad, impaciencia, inquietud, dificultad para concentrarse y un AGOTAMIENTO GENERALIZADO
Las personas con TAG se preocupan más frecuentemente y con mayor intensidad que la mayoría de la gente en las mismas circunstancias. La ansiedad es difícil o imposible de cortar y puede perturbar la capacidad del individuo de concentrarse en otras cosas. El TAG puede causar problemas de memoria debido a que es invertida demasiada energía en las preocupaciones y esto disminuye la capacidad del sujeto de procesar otro tipo de información.
El TAG puede ser muy difícil de diagnosticar. Carece de síntomas obvios y dramáticos, como una crisis de pánico, que caracterizan a algunos otros trastornos de ansiedad. No tiene sus raíces en ninguna experiencia traumática específica como el trastorno de estrés post-traumático, ni tampoco la ansiedad responde a un estímulo específico, como ocurre generalmente en las fobias.
Sus síntomas físicos son típicos de muchos otros trastornos y los pacientes con TAG, generalmente, sufren de otras cosas, como trastorno de pánico, depresión o abuso de sustancias. Si el TAG coexiste con otros trastornos, el médico tendrá que decidir cuál de ellos se merece ser tratado primero. En muchos casos el TAG desaparece una vez que los demás trastornos están bajo control. En otras circunstancias, el TAG es la enfermedad principal y debe ser tratado primero. Por lo tanto es indispensable que el paciente refiera a su médico una detallada historia clínica antes de iniciar el tratamiento.
Parece ser que muchos individuos están genéticamente predispuestos a desarrollar TAG.
Más de 5 de cada 100 personas desarrollarán el TAG en algún momento de sus vidas.
Los investigadores aun no han identificado una causa específica para que las personas desarrollen TAG. Por lo pronto han sugerido que existen evidencias de factores biológicos influyendo en el desarrollo del Trastorno. Las dificultades en la historia familiar y ciertas experiencias traumáticas también podrían contribuir a su desarrollo. Las experiencias de vida son importantes contribuyentes a la hora de investigar cuales son las causas del Trastorno.
Desde el punto de vista genético parecería ser que algunos individuos están genéticamente más predispuestos que otros a desarrollar TAG.
Desde una perspectiva psicológica el TAG puede adquirirse a través de un modelos de aprendizaje de un ser querido o como consecuencia de un proceso de imitación. Las personas que han crecido con un modelo de educación ansiosa y temerosa están más propensas a desarrollar estructuras de pensamiento e interpretaciones vinculadas con el peligro. La visión del mundo como peligroso puede sentirse de una forma avasalladora, la persona puede verse a sí misma sin recursos para afrontarlos, ello hace que el sentimiento de incontrolabilidad se haga presente en las personas que sufren de TAG.
El trastorno tiende a aparecer generalmente entre los 25 y 35 años, pero también puede comenzar en la niñez.
El aumento del estrés frecuentemente aparece como detonante del trastorno. En los meses anteriores a la aparición del TAG, muchas personas refieren un incremento en los sucesos estresantes, como la muerte de un familiar, enfermedades, pérdida del trabajo o divorcio. El estrés producido por eventos positivos, como casamiento, nacimiento de un hijo o un nuevo trabajo, también puede desencadenar TAG.
Afortunadamente, hoy en día existen estrategias conductuales y cognitivas que han demostrado su eficacia a la hora de tratar pacientes con esta problemática. La terapéutica que ha demostrado mejores resultados en estudios de investigación científica es la Terapia Cognitiva-Conductual, la cual intenta cambiar la forma en que los pacientes con TAG piensan acerca de situaciones problemáticas y cómo responden ante las mismas. En algunas personas las técnicas de relajación, el entrenamiento respiratorio y el ejercicio físico pueden disminuir la ansiedad.
La medicación específica, suele ser muy efectiva para aliviar los síntomas de ansiedad. Los programas de Tratamiento deberán adaptarse a las necesidades de cada paciente en particular. En muchos casos, los Tratamientos combinados, con psicofarmacología y Terapia cognitiva conductual suele ser lo ideal. Ambas estrategias en conjunto ayudarán a la recuperación del paciente. La combinación ha demostrado respuestas exitosas.
El aprender a tensionar y relajar grupos de músculos en forma sistemática, una técnica conocida como relajación muscular progresiva, ha ayudado a un gran porcentaje de personas a controlar las preocupaciones persistentes y los síntomas en el TAG. Otros pacientes refieren que un programa de ejercicios físicos de aproximadamente 30 minutos por día o una caminata activa calma transitoriamente algunos síntomas del TAG.
La meditación, yoga, masajes, son otros instrumentos de relajación que pueden ser altamente beneficiosos. La respiración controlada, y el enfocar los pensamientos en el presente ayuda a reducir la ansiedad excesiva. Sin embargo, es importante aclarar que ninguna de estas estrategias reemplaza a un tratamiento psicoterapéutico cognitivo comportamental y farmacológico.
Entender el proceso del propio pensamiento y cómo se evalúan las situaciones preocupantes permite a los afectados controlar su ansiedad. La terapia cognitiva está diseñada para reformular las preocupaciones, dándoles a los individuos la capacidad de ver las situaciones de una forma más realista. Los pacientes pueden ser entrenados para identificar los pensamientos ansiosos y no realistas y desarrollar técnicas para cambiar sus respuestas. La terapia cognitiva puede ser apoyada por instrucciones para alterar el comportamiento o por cambios en la forma de vida para eliminar el estrés.
La medicación puede ser muy beneficiosa en el tratamiento del TAG, ya que brinda particularmente un rápido alivio sintomatológico y de la ansiedad permitiendo que la persona se sienta más enfocada y tranquila para realizar una Terapia Cognitiva Conductual.
La medicación generalmente es utilizada junto con otros tratamientos. Debido a que el organismo de cada persona responde de una manera particular pueden necesitarse ensayar diferentes medicamentos y dosis para llegar a la prescripción correcta para cada paciente. Lo ideal es reducir las dosis con el tiempo cuando el paciente avanza en el Tratamiento. Los fármacos serán administrados y monitoreados por un especialista y podrán ser discontinuados a medida que el paciente vaya sintiéndose mejor y deje de necesitarlos.
En algunos pacientes sin embargo, debido a la severidad del cuadro, puede ser necesaria la continuidad farmacoterapéutica a largo plazo.
Existe una gran variedad de medicamentos ansiolíticos, entre los cuáles los médicos pueden elegir, así como antidepresivos que también son útiles para el TAG. El médico tomará la decisión basada en circunstancias individuales, según la severidad del trastorno de ansiedad, los efectos adversos potenciales, la disposición del paciente para seguir las instrucciones, así como también prescribirá la droga basándose en la eficacia, la seguridad del medicamente comprobada en investigaciones científicas y su experiencia profesional.
Un médico clínico, un psiquiatra o un psicólogo, deberían ser capaces de reconocer y tratar el TAG, o derivar al paciente a un profesional o a un equipo especializado que puedan hacerlo.
Lea las siguientes afirmaciones y marque cuáles de ellas le vienen ocurriendo desde hace por lo menos seis meses.
Si señala más de una, es posible que padezca de Trastorno de Ansiedad Generalizada.
Recuerde que el diagnóstico de certeza siempre debe hacerlo un profesional.